Jesús le hace un llamado urgente a la iglesia de Laodicea: ¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos. (Apocalipsis 3: 20 NTV).
¡La iglesia de Laodicea le había cerrado la puerta a Jesús! Le había cerrado la puerta a la Cabeza de la iglesia (Efesios 1:22 RVR).
Ellos estaban presumiendo de su prosperidad, eran autosuficientes y espiritualmente indiferentes, eran tibios y peor aún no se habían dado de su condición miserable. (Apocalipsis 3: 15,17 RVR).
Pero el Señor muestra su paciencia, su constancia y su generoso amor deteniéndose suavemente, no imponiendo ni obligando a que lo alojen en sus corazones.
Y Él aún sigue invitando a su Iglesia a que tenga comunión con Él. Su iglesia decide si le abre la puerta o se niega a escuchar su voz o le grita para que se marche y la deje en paz porque no lo necesita.
Tú y yo somos iglesia cuando aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, somos parte de su cuerpo (Efesios 1:23 RVR).
Tú y yo decidimos.
REFLEXIÓN:
¿Somos conscientes de nuestra condición espiritual?
Padre, que tu Espíritu Santo quien es el único que nos convence de pecado, de justicia y de juicio; haga su obra en nosotros. (Juan 16:8 RVR) Te lo pedimos en el nombre de Jesús dándote gracias. Amén.
DIOS TE BENDICE.
El sigue tocando todavía hay tiempo no lo dejes en la puerta es tu decisión. "Bendiciones"
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