Recordemos que la sal no solo preserva los alimentos, sino que también da sabor, pero se necesita que se mezcle con ellos y no permanezca en el salero. Como hijos de Dios al tener contacto con las personas, Nuestra palabra debe ser siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepamos cómo responder a cada uno. Colosenses 4:6 (RVR). Esta mención bíblica, muestra la metáfora de la sal desde una óptica de sazonador o dar sabor agradable a las comidas, solo que esta se aplica a que las palabras que salgan de nuestros labios, siendo ya hijos de Dios, deberían ser siempre agradables, oportunas, edificantes, de buen gusto, sin ofender a nadie, sin insultar, sin vulgaridades, gritería ni que atropellen al que las oye. Notemos la respuesta de Nabal a los mensajeros de David: ¿Quién es David y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a ...