1 de Juan 1: 5,,10 Este es el mensaje que hemos escuchado de
Jesucristo y se lo estamos anunciando a ustedes: Dios es luz y no hay
oscuridad en él. Si decimos que estamos bien con Dios pero seguimos
viviendo en pecado, estamos mintiendo pues no seguimos la verdad. Pero si
estamos viviendo en la luz como Dios vive en la luz, tenemos comunión unos
con otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, continúa limpiándonos de
toda maldad. Si decimos que no pecamos, nos engañamos a
nosotros mismos y la verdad no está en nosotros; pero si confesamos
nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de
toda maldad. Si decimos que nunca hemos pecado es como decir que Dios es un
mentiroso y eso indica que no hemos aceptado realmente su enseñanza. PDT.
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Recordemos que el mismo
Padre nos sacó del reino de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo
Jesucristo. (Col.1:13,14), que estábamos muertos
espiritualmente, pero él nos dio vida juntamente con Cristo, perdonó nuestros pecados y los cargos que
estaban en contra de nosotros, Cristo los clavó en la cruz. (Col.2:13,15).
Dios es luz, Cristo es luz.
Si le seguimos no andaremos en tinieblas, sino que tendremos la luz de la vida.
(Juan 8:12). Pero si pecamos nos salimos de la
luz y nos regresamos a las tinieblas y como consecuencia no tenemos comunión
con los hermanos porque la luz y las tinieblas no pueden andar juntos, no hay
comunión. Solamente cuando estamos en la luz podemos tener compañerismo unos
con otros porque pensamos lo mismo, tenemos las mismas metas, hacemos lo mismo
porque estamos bajo la luz.
La sangre de Jesús tiene
efectividad bajo la luz. Pedimos perdón y el arrepentimiento profundo nos lleva
a la luz y la sangre de Cristo nos limpia nuevamente. Es en la luz donde la
sangre de Cristo tiene efectividad.
Tenemos que hacer de la
confesión un hábito diario cada vez que pequemos porque de lo contrario
perdemos la comunión con Dios. Si no confesamos los pecados se amontonan porque
un pecado trae otro pecado. (Sal.19:12,13); (Pr.28:
13).
Mientras pasamos tiempo con el
Señor en oración y en Su Palabra, su luz nos alumbrará y expondrá y señalará
nuestros pecados. Seremos alumbrados respecto a nuestros pecados de forma
específica y sentimos la necesidad de confesar. En este momento debemos
hacerlo, pedirle perdón al Señor teniendo la seguridad que él nos perdona.
Después de la confesión, Dios nos
pide arrepentimiento, que dejemos nuestras actividades pecaminosas y que nos
apartemos del pecado. Debemos pedirle al
Señor que Su Espíritu produzca arrepentimiento para que regresemos al él.
“Por lo tanto, cambien su manera de pensar y de vivir, vuélvanse a
Dios y él les perdonará sus pecados.
Hechos 3: 19 (PDT)
OREMOS:
Gracias Dios por perdonar mis
pecados. Gracias porque no te importó mi condición para sacarme del reino de
las tinieblas y trasladarme al reino de la luz, el reino de tu Hijo Jesucristo.
Gracias por Tu Palabra y por tu presencia en mi vida, que alumbra mi corazón
para que toda tiniebla sea disipada en mí. Gracias porque tu deseo es que
siempre viva en la luz y aunque pierda mi comunión contigo, me das los medios
para regresar a ti.
Que tu Espíritu Santo me convenza
de pecado y de revelación de tu palabra a mi vida. Te lo pido en el nombre de
Jesús. Amén.
DIOS TE
BENDICE.
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