Recordemos que la sal no solo
preserva los alimentos, sino que también da sabor, pero se necesita que se
mezcle con ellos y no permanezca en el salero. Como hijos de Dios al tener
contacto con las personas,
Nuestra
palabra debe ser siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepamos cómo
responder a cada uno. Colosenses 4:6 (RVR).
Esta mención bíblica, muestra la
metáfora de la sal desde una óptica de sazonador o dar sabor agradable a las
comidas, solo que esta se aplica a que las palabras que salgan de nuestros
labios, siendo ya hijos de Dios, deberían ser siempre agradables, oportunas,
edificantes, de buen gusto, sin ofender a nadie, sin insultar, sin
vulgaridades, gritería ni que atropellen al que las oye.
Notemos la respuesta de Nabal a los
mensajeros de David: ¿Quién es David y quién es el
hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo
ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y
darla a hombres que no sé de dónde son? (1 Samuel 25: 10.11) RVR.
Uno de los siervos da
aviso a Abigail, la esposa de Nabal porque reconocían en ella su inteligencia y
sensatez y le dice que mire lo que va a hacer porque su esposo es un hombre tan
perverso que no hay quien pueda hablarle. ( 1 Samuel 25: 14, 17).
Con nuestras palabras podemos
transformar e impactar el entorno que nos rodea ya sea produciendo luz o
produciendo tinieblas, produciendo caos o produciendo paz. Lo que uno habla determina la vida y la muerte y cuando
no medimos las palabras tendremos consecuencias. (Pr.18:21).
La presencia del Señor y Su Palabra
en nuestros corazones, desarrollará el carácter de Cristo en nosotros para que
podamos ser sal y luz en el mundo.
REFLEXIÓN:
¿Cuál es mi reacción cuando alguien
me habla?
OREMOS:
Señor, gracias por lo que tú
esperas de mí: que sea sal y luz del mundo, que transforme e impacte en las
tinieblas con tu paz, tu alegría, tu comprensión y tu carácter en mi entorno; gracias
por tu presencia que pueden sazonar mis palabras con Tu Palabra. Que tu
Espíritu Santo me reprenda cuando de mis labios salgan palabras que no sean de
tu agrado. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
DIOS TE BENDICE
Comentarios
Publicar un comentario