Cuando Jesús nos dice: “ustedes son la sal de la tierra”,
“ustedes son la luz que alumbra al mundo”; está resumiendo la función de sus seguidores
en una palabra: Influencia. Todos afectamos consciente o
inconscientemente a otras personas para bien o para mal.
En la Biblia encontramos la historia de una mujer inteligente, hermosa y
sabia llamada Abigail, casada con Nabal, un hombre rico, áspero, grosero y malo
en sus tratos. Los pastores de David se asociaban con los pastores de Nabal
prestándose servicios de protección.
Un día David le envió un mensaje a Nabal pidiéndole humildemente que
dejara participar a sus pastores de la fiesta que estaba celebrando y le pidió
un presente. Nabal se negó con rudeza y dijo: ¿“Por qué le voy a dar comida que
preparé para mis trabajadores a alguien que no sé ni de dónde viene? Cuando los hombres de David le llevaron el
mensaje, éste se enfureció y salió rumbo a la propiedad de Nabal con 400 de sus
hombres a matar a Nabal y a todos sus hombres.
Abigail al enterarse, envió a David una gran cantidad de alimentos y
provisiones con sus criados y les dijo que se adelantaran que ella iría
después. Cuando Abigail se encontró con David y sus hombres, ella se bajó del
burro y se inclinó de cara al suelo, le pidió perdón rogándole que no le diera
importancia a las groserías de su esposo y que Dios no iba a permitir que
derramara sangre de gente inocente.
David bendijo el nombre del Señor por haberle enviado a una mujer inteligente que influyó sobre
él para que cambiara sus propósitos y por haberlo librado de derramar sangre.
(1Samuel 25: 1,44)
REFLEXIÓN:
¿De qué manera Abigail fue sal y luz para sus
criados, para David, y sus hombres ¿
¿Cuál hubiera sido tu reacción?
ORACIÓN:
Reconozco
que solo tu presencia en mi vida me capacitará no solo para reflejar tu luz,
sino también para sazonar cualquier situación adversa. Que tu sabiduría me
acompañe siempre para que mi influencia glorifique tu santo nombre. En el
nombre de Jesús. Amén.
¡DIOS TE BENDICE!
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