El Señor no solo vino a perdonar los pecados. Él vino para que todos fuéramos una nueva creación, que tuviéramos el poder de vivir como personas espirituales, como hombres y mujeres "conectados" con el cielo mientras viviéramos en la tierra.
Y esto no es con esfuerzo humano, no es con la confianza únicamente en lo que hagamos o dejemos de hacer. Es con la acción del Espíritu Santo. Esta es la esencia de la transformación cristiana.
- Tenemos el Espíritu Santo habitando en nuestros corazones,
- tenemos a Cristo el Pan de vida que nos alimenta y como la Luz que ilumina nuestros corazones,
- La Palabra que nos enseña,
- la promesa del perdón cada vez que reconozcamos nuestros pecados y nos arrepintamos.
Con todas estas bendiciones podemos llegar a ser "reflejos de la gloria del Señor". El hecho de ceder a esta constante transformación espiritual es lo que significa llenarse cada vez más de Su Gloria.
Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitados el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a Él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.
2 Co.3: 18 NTV.
REFLEXIÓN:
¿Realmente he creído que puedo reflejar la Gloria de Dios?
El Señor me ha dado todo el equipamiento para poder ser un hijo de gloria, ¿Tomaré la decisión de tomarlo?
DIOS TE BENDICE.
Bibliografía: Palabra entre nosotros. De gloria en gloria.
Gracias pastora por esa maravillosa palabra 🙏
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