Pero la mente de ellos se endureció y, hasta el día de hoy, cada vez que se lee el antiguo pacto, el mismo velo les cubre la mente para que no puedan entender la verdad. Este velo puede quitarse solamente al creer en Cristo. Efectivamente, incluso hoy en día, cuando leen los escritos de Moisés, tienen el corazón cubierto con ese velo y no comprenden.
En cambio, cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Pues el Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a Él a la medida que somos transformados a su gloriosa imagen.(2 Corintios 14, 18 NTV)
OREMOS:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificamos tu nombre porque eres un Dios de libertad, eres un Dios de luz, un Dios de transformación.
Gracias por tu Santo Espíritu que puede quitarnos ese velo cuando nos volvemos a tu Hijo Jesucristo, porque podemos ver y reflejar tu gloria y hacernos más parecidos a él en la medida que somos transformados a su imagen.
Enséñanos cada vez más por tu Palabra a ver tu luz para que podamos separarlas de las tinieblas y llevar una vida victoriosa en el nombre de Jesús. Amén.
DIOS TE BENDICE.
Amén
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