(Ayuno enero 29 de 2021)
El
apóstol Pablo le escribe a su discípulo Timoteo quizás porque tenía miedo de
seguir predicando el evangelio. Había mucha persecución y sus temores estaban
basados en hechos porque estaban encarcelando y ejecutando a los cristianos. El
rey Herodes los culpó de haber incendiado Roma.
El
espíritu de temor de este versículo, es un temor que no viene de Dios, es
desconfianza y recelo ante una situación, una persona, peligro o riesgo. Es muy
diferente al temor reverencial por Dios, es reverencia por su poder y gloria,
es respeto y reconocimiento por todo lo que él es.
La
frase “no temas”, aparece 365 veces en La Biblia. Este miedo es esclavizante
porque nos impide desarrollar nuestras capacidades, nos roba la paz y el sueño.
Ustedes no han recibido
un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de
Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos “Abba,
Padre”.
(Ro.8:15) NTV
A
veces los miedos son irreales o imaginarios. El espíritu de miedo hábilmente
introduce en nuestras mentes ideas las cuales se van anidando, se apoderan de
ella produciendo inseguridad, nerviosismo, falta de confianza y paralizándonos.
Agramón, el espíritu del miedo, también produce pánico y terror.
La
cobardía es carencia de valentía para realizar una acción de riesgo o para
enfrentar una situación que supone un desafío que acarrea algún tipo de
peligro. La debilidad, la timidez y la cobardía; son sinónimos de miedo.
En cambio, el Espíritu
produce amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad
y dominio propio. No existe ninguna ley en contra de esas cosas.
Gál.5: 22,23 PDT
El
fruto del Espíritu está a nuestra disposición porque él vive en nosotros.
Pero cuando el Espíritu
Santo venga sobre ustedes, recibirán poder. Serán mis testigos en
Jerusalén, en toda la región de Judea, en Samaria y en todo el mundo.
Hechos 1:8 PDT
Poder, es el acompañamiento
del Espíritu Santo. En el versículo de Timoteo dice que él también es fuente de
amor y el amor inspira al creyente a “hablar la verdad”.
El amor no sufre del
miedo. Por el contrario, el amor que es maduro echa fuera el miedo, pues el
miedo tiene que ver con el castigo. Así que el que sufre del miedo, todavía
tiene que madurarse en el tema del amor.
1 Juan 4: 18 PDT
Por
lo tanto, Pablo le dice a Timoteo que el amor del Espíritu de Dios no produce
vergüenza. La vergüenza es la compañera del miedo. Si se vence el miedo, la
vergüenza huye.
En Jueces 7: 1,10, el Señor le dice a Gedeón que le va a ayudar a derrotar a
los madianitas pero que le diga a los hombres de su ejército que el que tenga
miedo puede irse a su casa. Estas eran instrucciones sobre la conducta a seguir
en las guerras. En Dt.20: 1,8 los oficiales deberán preguntarle al ejército: ¿Hay
alguien aquí que tenga miedo y haya perdido la valentía? Debe volver a su casa
para que no haga que otros también pierdan la valentía.
¿Por
qué el Señor le da estas instrucciones a Gedeón? Porque el miedo es contagioso y él está
buscando un pueblo de valientes, una iglesia que no tenga temor de seguir
adelante a pesar de…. Una iglesia que confía en él aún en las situaciones
imposibles. Dios no nos salvó simplemente para recibir
sus
bondades, él tiene un propósito en cada uno de nosotros y con su iglesia: que
seamos instrumentos de salvación.
Pero
él prueba su palabra en nuestras vidas, en las pruebas, en los tiempos duros.
¿Y cómo lo hace? Llevándonos al desierto para que seamos quebrantados. Eso fue
lo que hizo Jesús, (Luc.4:1,2) y lo que hizo Dios con su pueblo cuando los llevó al
desierto.
Si
le decimos al mundo que Jesús es nuestro Salvador, si la gente ve que le
seguimos, también espera que tengamos congruencia en lo que hagamos, ellos
están esperando cómo reaccionamos y el enemigo está esperando la falta de
confianza de fe en él.
¿Cómo desarrollar y cómo
fortalecer nuestra fe?
Reposando
en Cristo, en él encontramos descanso, un lugar en donde el miedo, la duda, la
ansiedad, la incredulidad, la desconfianza, la cobardía, la vergüenza por decir
la verdad; no hay lugar.
Mientras
escuchamos tantas malas noticias nos llenamos de miedo y nuestra oración
constante es: “Señor, que no me toque ese contagio, ni a mi familia tampoco”.
Pero si descansamos en él, no sucumbiremos en esta clase de temor y aunque
venga el dolor, tendremos descanso porque estamos confiados que Dios tiene el
control de todo lo que nos concierne.
¿Y cómo reposamos en
Cristo?
Meditando
en Su Palabra para que forme parte de nuestra vida, para que podamos reclamar
las promesas en cada situación.
Buscándolo
en oración, en ayuno y mientras desarrollamos las disciplinas espirituales, el
Espíritu Santo está obrando en nosotros, fortaleciéndonos para los tiempos de
necesidad. Estos recursos se manifestarán en los momentos de batallas.
ResponderEliminar2 Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
La Gloria la honra la alabanza sea para nuestro señor Jesucristo ya que nos ha dotado de todo lo necesario para afrontar cuálquier situación por la que estemos pasando. Pienso que la cobardía es carencia de valentía, esfuerzo, es conformismo. Para realizar una acción de riesgo o para enfrentar una situación que supone un desafío que acarrea algún tipo de peligro. La debilidad, la timidez y la cobardía; son sinónimos de miedo.
DIOS TE BENDICE........!!!!!!!