Hemos estado
estudiando los temperamentos de los discípulos de Jesús y hemos visto la tremenda
transformación que cada uno de ellos tuvieron al estar cerca de él. Esto
nos permite concluir, que cada uno de ellos tenían sus fortalezas, sus
debilidades, tentaciones y luchas y no eran hombres super espirituales ni con
una fe profunda. Y es aquí donde debemos identificarnos y comprender que Jesús desea
utilizarnos para la extensión de su reino sin importar quiénes somos ni cuáles
son nuestras debilidades, errores o fracasos. Él se encarga de cada uno de
ellas.
Jesús primero nos
busca y nos elige para salvación y sabiendo quiénes somos nos incluye en su
equipo, así como lo hizo con sus discípulos y luego trabaja con nuestro
carácter paciente y amorosamente.
Y estoy seguro de que
Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede
completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
Filipenses 1:6 (NTV)
REFLEXIÓN:
¿Con cuales de los discípulos me he
identificado?
§ ¿Con el sanguíneo e
imprudente Pedro?
§ ¿Con Tomás el
incrédulo?
§ ¿Con Santiago y Juan,
los hermanos de temperamento fogoso;
llamados hijos del trueno?
§ ¿Con el violento y
subversivo Simón el Zelote?
§ ¿Con el avaro y
corrupto Mateo?
Aceptemos la invitación que nos hace Jesús para que
formemos parte de su equipo y permitámosle que su Espíritu trabaje en nuestras
vidas.
DIOS TE BENDICE.
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