Cuando sintamos que la vida nos aplasta o no podamos dar ni un paso más,
recordemos que podemos clamar a Dios para que renueve nuestras fuerzas.
La gente más fuerte se cansa y se agota, pero el poder de Dios nunca
disminuye. Dios está cerca para salvar a los que no tienen ánimo ni esperanza,
los que somos de Dios podremos tener muchos problemas, pero Él nos ayuda a
vencerlos, Él cuida de nosotros y no sufriremos daño alguno.
(Sal. 34 18,19 BLS).
Dios
es la fuente de poder, valor y sabiduría para ayudarnos a pesar del dolor, la
angustia, la tristeza, la pérdida o el fracaso; e incluso en las pequeñas
frustraciones diarias. Cuando esto suceda, no nos decepcionemos de Dios. Por el
contrario, admitamos que necesitamos de su ayuda y agradezcámosle por
permanecer con nosotros.
Recordemos la promesa de esta
semana:
No
tengas miedo, porque yo estoy contigo, no te desalientes, porque yo soy tu
Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha
victoriosa.
Isaías 40 10 (NTV)
Que podamos dirigir la mirada a lo alto en busca de ayuda cuando la
necesitemos y que digamos como el salmista ¿de dónde vendrá mi ayuda? Y
tengamos la convicción que la ayuda viene del Señor el creador del cielo y la
tierra. (Sal.121)
DIOS TE BENDICE.
gracias Jesús porque tú eres nuestro lugar seguro de descanso y esperanza.
ResponderEliminar