Así
como un carro fue hecho para viajar y el teléfono para hacer llamadas, Dios nos
hizo para buenas obras, las cuales preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas, es decir, para realizarlas y hacerlas.
(Efesios 2:10) RVR 1960. Lo cual indica que nos hizo capaces, en Cristo.
Cuando nacemos de nuevo, Dios nos da su misericordia, su perdón, su gracia, su
gozo, su sabiduría, su amabilidad, su carácter, su generosidad, etc ; para que resulte en buenas obras y para
manifestar y exhibir su grandeza.
Llegamos
a ser hijos de Dios mediante el don inmerecido de Él, no como el resultado de
nuestros esfuerzos, habilidad, elección sabia o acto de servicio a otros de
nuestra parte. Dios preparó de antemano las buenas obras para que anduviéramos
en ellas, no para que fuésemos salvos por ellas. La intención de Dios es que
nuestra salvación resulte en actos de servicio. No somos salvos solo para
nuestro beneficio, sino para el de los demás.
Como
gratitud por este regalo, buscamos servir y ayudar a otros con cariño, amor y
benevolencia y ellos al ver nuestras buenas obras glorifiquen a Dios.
¿Tienes
idea de cuántas buenas obras han sido preparadas de antemano por Dios para que
las realicemos?
Señor,
gracias porque me has escogido para manifestar tu grandeza y poder a través de
las buenas obras que de antemano preparaste para mí. Ayúdame a entender cómo
hacerlo a través de tu amor, tu perdón, tu amabilidad, tu generosidad y todo lo
que tú eres. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
¡DIOS TE BENDICE!
Comentarios
Publicar un comentario