Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. (2 Timoteo 1:6 RVR)
Pablo no dudaba de la fe verdadera de Timoteo, pero deseaba que fuera puesta en ejercicio activo. Parece que estaba haciendo negligente y lo anima a que se esfuerce y persevere.
Avivar es hacer que una cosa sea más viva o intensa. Hacer más perspicaz, agudo y rápido los sentidos, la inteligencia, etc, de una persona. (Diccionario RAE).
Es vivir, tener vida, mantenerse vivo. ( Traducción de la palabra hebrea "chaya")
Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador y Señor, su Espíritu Santo viene a morar en nuestro espíritu y nos sella como propiedad de Dios. (2Corintios 1 21,22). Aquí comienza el proceso de la santificación durante el cual el Espíritu Santo produce cambios significativos en nuestras vidas llevándonos a ser "conforme a la imagen de Su Hijo" (Romanos 8:28).
En este proceso nosotros debemos tomar parte activa, es nuestra responsabilidad avivar el fuego porque puede "apagarse"(1 Tesalonicenses 5 19 ).
¿Y cómo podemos avivarlo para que nuestra fe sea genuina?
Necesitamos alimentar nuestra fe con La Palabra de Dios, esforzarnos y ser diligentes en nuestra comunión con Dios.
Poner en orden nuestras prioridades: Buscar primeramente el reino de Dios. (Mateo 6:33).
La iniciativa para mantener vivo el fuego está en nuestras manos.
REFLEXION:
¿Qué tan diligente soy para alimentar mi fe con La Palabra de Dios?
DIOS TE BENDICE.
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