Imagínate algún objeto o persona. Si lo que te imaginas lo dibujas o le haces una escultura, esto es imagen, porque lo representaste. Ahora, imagínate cómo eres tú. Si lo dibujas o haces una escultura, es la representación de tu imagen.
Cuando Dios creó al hombre hizo lo mismo: Su imagen la representó en el hombre así como el escultor moldea la arcilla. Tomó polvo de la tierra, la formó y la hizo con sus propias manos, luego sopló en su nariz aliento de vida, que es el espíritu. (Génesis 2: 7 RVR)
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.... (Génesis 1:26a RVR).
Dios no nos creó exactamente como Él, porque Dios no tiene físico, Él es espíritu. (Juan 4:24 RVR).
Nunca llegaremos a ser como Él, pero sí tenemos la capacidad de reflejar su carácter en la medida que somos transformados a su gloriosa imagen por su Espíritu. (2Corintios 3:18 NTV).
El Señor nos purifica por medio de su Espíritu para que podamos obedecerle y ser más y más parecidos a Él. (1 Pedro 1:2 PDT).
Solo La Palabra de Dios puede transformarnos en personas nuevas al cambiarnos la manera de pensar. Entonces aprenderemos a conocer la voluntad de Dios para nosotros. (Romanos 12: 2 NTV).
REFLEXIÓN:
¿Estás convencido que solo La Palabra de Dios puede darnos la capacidad de reflejar el carácter de Dios?
OREMOS:
Señor, convéncenos y danos la revelación de Tu Palabra para que podamos experimentar lo que tú planeaste que fuésemos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús dándote Gracias. Amén.
DIOS TE BENDICE
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