En nuestro estado
pecaminoso somos enemigos de Dios, pero fuimos reconciliados con Él por la
muerte de su Hijo. (Ro.5:10)
Así que Dios nos
aprobó gracias a la fe, y ahora por medio de nuestro Señor Jesucristo, hay paz entre
Dios y nosotros. (Ro.5:1).
Y esa paz, nada ni
nadie no las podrá quitar, porque es una paz en la mente y en el corazón, es
una perfecta paz que no está condicionada a nada ni a nadie. (Is.26:3);
(Jn.14:27).
Este es el
cumplimiento de la obra de Cristo como “Príncipe de paz” (Is.9:6), lo cual nos
permite una paz eterna, una comunión con su Espíritu que se manifestará en
nuestras vidas con amor, gozo y paz a pesar de cualquier situación o
circunstancia. (Gál.5:23).
Entonces, ¿cuál es
la solución para experimentar la paz de Dios?
1.
Aceptar a Jesús como nuestro
Salvador para que gracias a la fe en él, podamos ser reconciliados con el
Padre.
La paz con Dios,
nos conduce a la paz de Cristo.
¡Atrévete a
experimentarla!
DIOS TE BENDICE.
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