Después
de un naufragio en una terrible tempestad, un marino pudo llegar a una pequeña roca y escalarla y allí permaneció durante muchas horas. Cuando al
fin pudo ser rescatado, un amigo suyo le preguntó: ¿No temblabas de espanto por
estar tantas horas en tan precaria situación, amigo mío? ¡Sí! Contestó el
náufrago, la verdad es que temblaba mucho; pero la ¡roca no! Y esto fue lo que me salvó.
Recordemos
la Promesa de descanso que el Señor nos regaló ayer:
“En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi
salvación. Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré
mucho”.
Salmos 62: 1,2 (RVR1960)
Nos
hemos acostumbrado a conducir nuestras vidas utilizando las habilidades, el
conocimiento y las experiencias que hemos vivido, a solucionar los problemas
basados en nuestra propia sabiduría o en la sabiduría de otros y ser
autosuficientes. Todo esto, además de que nos aleja de Dios, ignoramos o se nos
olvida que Dios es nuestra Roca.
En 1Corintios 10:4 dice que Cristo
es nuestra Roca. La Roca representa el
fundamento sólido, la firmeza, la estabilidad, La Palabra de Dios. Nadie tiene
más poder que él, ni los amuletos, ni los santos, ni los videntes podrán detener
el temor, la preocupación, el estrés en nuestra alma.
Atrévete a
experimentar la paz y la confianza en el Señor aún si la vida te está
zarandeando.
DIOS TE BENDICE.
Bibliografía: Comentarios y bíblico Siglo XXI Mundo Hispano.
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