RECOGEMOS MUCHO DE LO QUE NO HEMOS SEMBRADO.
Recordemos que el reino de Dios no es un lugar geográfico. Cuando hacemos a Jesús nuestro Señor y Salvador el reino de Dios viene a nuestras vidas. (Lucas 17: 20,21)
El reino de Dios avanza en la medida que la Palabra de Dios tiene su efecto transformador en nuestros corazones.
El reino de Dios es consecuencia de la efectividad de la buena semilla, que es La Palabra de Dios. (Mateo 13:24).
Sin embargo, un enemigo siembra cizaña entre el trigo. (Mateo 13: 24).
¿Quién entonces siembra la buena semilla? El Hijo del Hombre (Mateo 13:37) (Se refiere a Jesús)
¿Cuál es el campo donde se siembra la buena semilla? El mundo. (Mateo 24:38) También es el corazón. (Marcos 4:15,20)
Y ¿Quién es la cizaña? Los hijos del malo. (Mateo 13:38).
Por la obra de Cristo en la cruz muchos han venido a ser hijos del reino de Dios. (Juan 1:12). Pero éstos deben aprender a vivir en completa santidad mediante un proceso de transformación por La Palabra de Dios. (Juan 17: 14,18).
Somos responsables de cambiar.
Somos responsables de arrancar la cizaña que han sembrado en nuestros corazones con la ayuda del Señor.
Recogemos sin haber sembrado.
ORACIÓN:
Señor, muéstrame realmente el estado de mi corazón a través de Tu Palabra. Revélame qué debo arrancar de mi corazón para desarrollar santidad y convénceme que solo yo tengo la responsabilidad de hacerlo. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
DIOS TE BENDICE.
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