RECOGEMOS MUCHO DE LO QUE NO HEMOS SEMBRAD
La cizaña difícilmente se reconoce cuando está creciendo junto con el trigo, aparte que tiende a enrollarse del verdadero trigo de tal forma que si no se tiene cuidado puede arrancarse junto con el trigo. No es hasta que el trigo crece que se puede diferenciar de la cizaña.
El trigo produce granos que son utilizados para hacer pan, pero la cizaña es estéril, solo produce un 10% de granos que son de color negro y si se comen tienen un sabor amargo, da náuseas y vómitos, y si se consume en grandes cantidades produce la muerte ya que es venenosa.
En nuestros corazones han sembrado cizaña consciente o inconscientemente otras personas y de ella hemos recogido.
Cristo es quien siembra la buena semilla.
Pero, ¿Cómo diferenciar la buena semilla de la cizaña?
La Palabra de Dios es poderosa y tiene más filo que cualquier espada de dos filos, penetra tan profundo que divide el alma y el espíritu, las coyunturas y los huesos, y juzga los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón. (Hebreos 4:12 PDT).
Es nuestra responsabilidad arrancarla con la ayuda del Espíritu de Dios.
REFLEXIÓN:
¿He logrado con la ayuda del Señor y Su Palabra, identificar cizañas en mi corazón?
¿He logrado identificar los efectos que ha producido en mi vida física, espiritual, emocional, familiar?
¿Qué decisión tomaré?
OREMOS:
Señor, gracias porque solo en ti puedo experimentar la verdadera libertad en todas las áreas de mi vida, gracias por tu Palabra que puede llegar hasta lo más profundo de mi ser para mostrarme lo que a ti no te agrada. Pero necesito tu revelación para desarrollar santidad y arrancar toda cizaña que me está haciendo daño. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.
DIOS TE BENDICE.
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