Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el Señor. Abel también presentó una ofrenda: las mejores partes de alguno de sus corderos que eran primeras crías de su rebaño. El Señor aceptó a Abel y a su ofrenda, pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído. (Génesis 4: 3,5 NTV) Cuando ofrendamos estamos manifestando por el mismo acto de ofrendar, nuestra fe en Dios y los deseos de reverenciarlo. Pero Dios mira nuestra actitud, nuestra motivación y la calidad de la ofrenda. Cuando entregamos algo a Dios nuestro corazón debe estar alegre por lo que podemos dar. No debemos preocuparnos por la cantidad ya que todas las cosas le pertenecen a Dios en primer lugar. Más bien debemos dar con gozo a Dios nuestro mejor tiempo, dinero y talentos. OREMOS Señor, sé que mi corazón es engañoso y por eso te pido en el nombre de Jesús que tu Espíritu Santo me muestre si las motivaciones que he ten...
DEVOCIONALES DIARIOS QUE ESTRECHARÁN TU RELACIÓN CON DIOS, MIENTRAS CONOCES DE SU PALABRA