Aunque Daniel creció como esclavo en
Babilonia, fue finalmente promovido a una posición de autoridad bajo el reinado
del rey Nabucodonosor. Él lo hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia
y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. A petición de Daniel, el rey
puso a sus amigos a cargo de todos los asuntos de la provincia de Babilonia,
mientras Daniel permanecía en la corte del rey.
El rey Nabucodonosor hizo una estatua de
oro que medía 27 metros de altura y envió mensajes a los altos funcionarios,
autoridades, gobernadores, asesores, tesoreros, jueces, magistrados y a todos
los funcionarios provinciales para que asistieran a la dedicación de la estatua
que había levantado. Y todos debían inclinar rostro en tierra y rendir culto a
la estatua de oro del rey Nabucodonosor. Y cualquiera que se rehusara a
obedecer, sería arrojado inmediatamente a un horno ardiente.
Algunos de los astrólogos se presentaron
ante el rey denunciando a los amigos de Daniel que ellos no estaban prestando
atención a su decreto. Cuando los trajeron ante la presencia del rey, ellos le
dejaron claro que jamás servirían a sus dioses ni rendirían culto a la estatua
de oro que había levantado.
Misael y Azarías también propusieron en
su corazón obedecer la Ley de Dios que fue dada a su pueblo y no acomodarse al
mundo de su época. Decidieron no ceder a las presiones del medio y adorar a su
único Dios a pesar de todo.
REFLEXIÓN:
¿Puedes suponer el impacto que a Daniel y
a sus amigos les produjo este decreto?
Debían decidir entre renunciar a Dios o renunciar a sus privilegios,
posición, poder y a sus propias vidas. Aunque no estemos enfrentando un decreto
de muerte, quizás haya algo que es igualmente efectivo: un horario muy ocupado,
el trabajo, el afán, la pereza, las redes sociales, el teléfono, la televisión;
entre otros, que nos impiden cumplir el Gran Mandamiento: Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. (Mateo 22:
37).
¿Cuáles de estas cosas o personas están
ocupando el primer lugar en mi corazón?
OREMOS:
Señor, perdóname porque quizás sin darme cuenta, otras cosas o personas están
ocupando el lugar que te pertenece en mi corazón. Te pido en el nombre de Jesús
que tu Espíritu traiga convicción de pecado a mi vida para reconocerte como el
Único Dios verdadero. Amén.
¡ DIOS TE BENDICE ¡
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