Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden
ayudarse mutuamente a lograr éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y
ayudarle, pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas Del mismo modo, si dos personas se recuestan
juntas, pueden brindarse calor mutuamente; pero ¿cómo hace uno solo para entrar
en calor?
(Eclesiastés
4: 9,11) NTV.
Hoy
se hace urgentemente necesario que rescatemos las relaciones significativas de
fraternidad, de familiaridad, del verdadero compañerismo y no olvidar que nos
necesitamos unos a otros.
Pero
para experimentar el verdadero compañerismo primero debemos tener amistad con
Dios, que nuestras relaciones estén bajo su gobierno. Cristo murió para que nos
reconciliáramos con el Padre y al conocerlo de cerca a través de Su Palabra nos
otorga el sentido de Familia de Dios. Y este debe ser un estilo de vida de fe
que nos une con lazos de amor, los cuales hará que permanezcamos cerca uno del
otro, llamándonos, colaborándonos, reconociendo que todos vamos navegando en la
misma barca.
Cristo como el centro de nuestras vidas hará reflejar la solidaridad ante la necesidad, el sufrimiento y el dolor ajeno.
Oremos para que realmente le demos al Señor la autoridad de gobernar nuestras relaciones y que decidamos ser amigos de Dios para poder reflejar Su amor.
DIOS TE
BENDICE!
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