Cuando algo anda mal en mi nevera, no saco el manual de la lavadora
para consultar. Busco el manual de la nevera. Lo mismo sucede con la familia.
Si tenemos interrogantes sobre cómo guiar a nuestra familia, vemos el Manual
del Diseñador de la familia: La Biblia.
Generalmente, muchas familias no empezamos en situaciones ideales,
como padres nos equivocamos, hemos producido heridas emocionales a nuestros
hijos y no le hemos dado el mejor ejemplo. Pero si determinamos dejarnos llevar
por La Palabra de Dios, éste tendrá un maravilloso efecto para bien.
Timoteo por ejemplo, no tenía un padre creyente, pero a través de
la influencia de su madre y abuela, Dios impactó sobre él. Los caminos de Dios
funcionaron para rescatar la familia de Timoteo y puede funcionar en la nuestra
también.
Es fundamental que Dios sea el centro de nuestra familia, que su
Palabra, La Biblia, sea la base de nuestros valores y su amor nos ayude a crear
lazos más fuertes entre los miembros de la familia.
¡DIOS TE BENDICE!
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