Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que
nació de una mujer, sometida a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que
estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. Y porque
ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y
el Espíritu clama: ¡Abbá! ¡Padre! Así pues, tú no eres esclavo, sino hijo de
Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.
Gálatas 4:7 (DHH)
Dios envió a su
Hijo para concedernos gozar de los derechos de ser sus hijos, de ser libres, de
ser sus herederos. Envía a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo para que
podamos clamar Papito, el significado de Abbá.
OREMOS:
Padre nuestro que
estás en los cielos, te alabo porque enviaste a tu Hijo para darme libertad,
para darme el privilegio de ser tu heredero. Te alabo porque también me diste
el Espíritu de tu Hijo para que pueda llamarte Papito Dios. Te alabo, porque tú
deseas que estrechemos una relación de amor. Revélame tu paternidad para poder
reconocerte como mi Papá, no sentirme huérfano y poder adorarte. En el nombre
de Jesús. Amén.
DIOS TE BENDICE
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