“Desafíate a ti mismo, es el único camino que conduce al
crecimiento” (Morgan Freeman)
La Palabra de Dios debe
ser un desafío para nuestras vidas, ella nos reta a crecer, a madurar y a
seguir adelante. Y para esto necesitamos arrebatar, ser violentos, levantarnos
de la pasividad y de la zona de confort hablando desde una perspectiva
espiritual.
Desde los días de Juan el
Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos
lo arrebatan”, dijo Jesús. (Mateo 11:12).
Así como debemos ejercer violencia hacia La Palabra, hacia
la Verdad; también debemos ejercer
violencia sobre nuestra salvación para arrebatar el reino de los cielos.
El apóstol Pablo dijo a
sus discípulos en la iglesia de Filipos que así como lo habían obedecido en su
presencia, lo hicieron mucho más ahora en su ausencia, ocupándose de su
salvación con temor y temblor. (Fl.2:12,13)
La salvación ya la tenemos si hemos recibido a Jesús como
nuestro Señor y Salvador, pero esta debe ser progresiva, desarrollada, llevada a cabo, por la obediencia
con la ayuda del Espíritu hasta la perfección,
esforzándonos al máximo en añadir a la fe buena conducta y a la buena conducta
conocimiento. (2P.2:15).
La salvación debe expresarse en avance progresivo en
nuestras vidas y en nuestro carácter, y no solamente individualmente, sino a
través de la participación
obediente en el llamado colectivo de Dios a su Iglesia: Participar de su
Programa para que su nombre sea santificado y venga Su Reino.
REFLEXIÓN:
¿De qué manera está relacionado el ser violento en conocer
La Palabra y la salvación?
RETO #2:
Lee y medita en los siguientes
versículos: Filipenses 2:12,13 y 2P.2:15.
Según lo que entiendas, haz una
oración al Señor.
Comparte tus comentarios.
OREMOS:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificamos tu
nombre porque nos diste a tu Hijo Jesucristo para que tuviéramos salvación y
vida eterna. Decido recibirla en mi corazón confesándote como mi Salvador y
Señor. Que tu Espíritu ponga en mí tanto el querer como el hacer por tu buena
voluntad de esforzarme, de ser violento por conocerte para poder arrebatar tu
reino. En el nombre de Jesús, te doy muchas gracias. Amén.
DIOS TE BENDICE.
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