Este es
el propósito de Dios.
Recordemos que la voluntad de Dios se hace
siempre en el cielo, pero en la tierra no. No siempre lo que sucede en el mundo
es Su voluntad y ante todas estas situaciones podemos tomar 4 actitudes:
1.
Rebelarnos en aceptar algunas
cosas para que Dios haga como deben ser hechas, no aceptar en forma normal lo
que es anormal de manera continua. Ejemplo: No es
voluntad de Dios que la gente se condene, sino que todos procedan al
arrepentimiento, por eso envió a su Hijo. (2P.3.9)
2.
Si aceptamos de manera
pasiva
no estamos cumpliendo el propósito de Dios (Que se haga Su voluntad), no
participamos de su programa (venga su reino) y por lo tanto, no cumplimos su
prioridad (que su nombre sea santificado).
Cuando aceptamos de manera pasiva todas
estas cosas estamos demostrando falta de fe y aceptando la derrota.
(Lucas 18:1,8) Es el ejemplo de
una viuda que se rehusó a aceptar una situación.
3.
Actitud de
resentimiento o amargura. “Dios mío, deseo que se haga tu
voluntad, llevo tus enseñanzas en mi corazón” (Sal.40:8). Jesús dijo que él
había venido a hacer la voluntad del que lo envió, que no había bajado del
cielo para hacer lo que quisiera, sino lo que quería Dios. Quien lo envió.
(Juan 4:34: Juan 6:38).
Cuando tomamos esta
actitud es porque creemos que no vamos a escapar de lo inevitable y por eso
estamos enojados. Esto demuestra una falta de conocimiento de Dios, podemos creer que Dios es un
dictador, egoísta y cruel.
4.
Actitud de
resignación pasiva: “Haz lo que quieras”. “No puedo hacer nada al respecto”.
Aquí es falta de fe y admitir
la derrota.
(Hechos
12:5,17)
Ellos estaban orando, pero realmente no estaban creyendo que iba a suceder.
La falta de conocimiento de Dios nos lleva
a tomar estas actitudes.
Existen
términos distintivos de la voluntad de Dios que podría ayudarnos a entender
cuando decimos: “Hágase tu voluntad en la tierra, como se hace en el cielo”:
1.
La voluntad de
propósito de Dios: Esto incluye toda la tierra, todo el cielo, todo el
infierno, es un concepto enorme de su voluntad de propósito que incluye que
permita que el pecado siga su curso, la consumación de los siglos, el
establecimiento del reino,
La voluntad de
propósito de Dios es la voluntad inmensa, es la voluntad masiva de propósito
que lo incluye todo. (Is.14:24,26)
No es la voluntad de
Dios que nos enfermemos, pero está en su propósito permitir esa enfermedad para
cumplir sus propios fines. Al apóstol Pablo le envió
una dolencia y aunque él le rogó tres veces que lo sanara no lo hizo para que
no se volviera demasiado orgulloso. (2Co.12: 7,9)
Ro.8:28
dice: “Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman,
los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito.
2.
El gran propósito de
Dios para todos: La redención, el perdón de pecados, una iglesia unificada
para la eternidad. Es un propósito eterno. Su plan se
cumplirá a su debido tiempo, es poner bajo el mando de Cristo lo que hay en el
cielo y en la tierra. (Ef.1:5,11) PDT
Cuando oramos
“Hágase tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo”, es también
involucrarnos de manera gozosa en la expectativa del cumplimiento de sus planes
eternos, anhelar otra vida, ser libre de todas las cosas que vivimos aquí en la
tierra, amar su venida.
¡Oigan!
Voy a llegar pronto. Afortunado el que hace caso de las palabras de la profecía
que está en este libro. Y ¿qué va a suceder? ¡Estén alertas porque vengo
pronto! Traeré conmigo la recompensa que cada cual merece por lo que ha
hecho. Y ¿qué dice Jesús? Sí, vengo
pronto. Así sea. ¡Ven, Señor Jesús! (Ap.22:7; 12 y 20)
¿Por qué es difícil orar de esta manera?
Porque nuestra propia voluntad estorba, el
pecado primordial en el corazón humano es el orgullo.
¿Cómo quitarlo? Hasta que nuestra voluntad
no se someta a la voluntad de Dios, él no se manifestará completamente. (Ro.12.1)
La oración es también un medio de santificación progresiva, es
un llamado al amor y a la obediencia.
¿Estamos dispuestos que su voluntad se haga
aquí?
DIOS TE BENDICE.
Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea su nombre. Santifico tu nombre señor porque por medio de tu espíritu he podido aceptar tu paternidad muchas gracias señor por ser mi padre.
ResponderEliminarMe llama la atención la actitud de la viuda en Lucas 18: 1,8. La valentía de esta mujer ISO que se logrará lo que ella quería a pesar que ella sabía qué este juez no temía a Dios ni a la gente ella se atrevió a enfrentarlo y en cierta forma a desafiarlo, esto es ser muy valiente.
Los que hemos conocido a Cristo hemos aprendido de sus cualidades y aún así no tenemos ni la confianza ni la valentía para perseverar cómo lo hizo la
viuda aún sabiendo que él no nos rechaza y que su misericordia qué es demasiado grande, te pido señor que cada día me hagas más valiente para arrebatar el reino de los cielos.