Dios
mío, deseo que se haga tu voluntad, llevo tus enseñanzas en mi corazón.
Salmos
40:8
Jesús
manifestó una actitud de obediencia y servicio a Dios hasta la muerte. “No
bajé del cielo para hacer lo que yo quiero, sino lo que quiere Dios, quien me
envió”, dijo en Juan 6:38.
Nuestra
naturaleza pecaminosa no quiere hacer la voluntad de Dios, la autosuficiencia,
el orgullo y nuestro yo, se oponen a la voluntad de Dios.
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Solo
practicando la meditación de La Palabra, deleitándonos en ella podremos decir:
“Que se haga tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo”.
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Busquémosle
cada mañana y esperemos que Él hable a nuestro corazón a través de Su Palabra.
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Démosle
gracias por Su revelación, por Su voluntad y Sus promesas.
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Testifiquemos
regularmente de sus bondades.
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Decidamos
escoger una vida de disciplina y obediencia a Él.
La
fe debe ser acompañada por obediencia violenta y solo por Su Palabra podremos
ser violentos para arrebatar su Reino.
¿Estás
dispuesto que Su voluntad se haga aquí?
DIOS TE BENDICE
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