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DEVOCIONAL: EL PECADO Y EL PERDÓN (46)



 


En otros pueblos antiguos el rey podía hacer lo que quería. Si quería una mujer, podía matar al esposo para quedarse con ella y quedaba impune; podían tener cualquier propiedad, aun a costa de los otros ciudadanos. Los pueblos tenían doble moral, porque ellos sí tenían que vivir bajo otra ética.

Pero en Israel el rey debía vivir bajo las mismas normas éticas que Dios había dado.

El rey David escribió el Salmos 51 luego de cometer adulterio con Betsabé y haber asesinado a su esposo. El Señor envía al profeta Natán a reprenderlo. (2Samuel 11 y 12) Cuando David toma conciencia de su enorme pecado, se arrepiente y le pide a Dios que su pecado sea borrado, diciendo:

 

 

Ten piedad de mí, Oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2.- Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado.

Salmos 51: 1,2. RVR

En estos dos versículos se destaca la misericordia de Dios con el uso de tres palabras:

*                      “piedad”, que habla de favor y gracia;

*                      “misericordia” que se usa para el amor, la compasión y la ternura y vuelve a repetir “piedades”.

Así mismo, David usa tres palabras de limpieza: “

*                      borra” que se usa para olvidar, eliminar una deuda acumulada.

*                      “lávame”, que es lavar por fricción y

*                      “límpiame” que significa enjuagar.

 

Es decir, que Dios por su gracia, amor,  misericordia y ternura borra nuestros pecados para no acordarse más de ellos, nos lava por fricción y luego nos enjuaga.

¡Cuán agradecidos debemos estar con nuestro Dios por su amor incondicional!

REFLEXIÓN:

¿Qué sentimientos vienen a tu mente al conocer esta verdad?

 

DIOA TE BENDICE.

 

 

 

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