En otros pueblos
antiguos el rey podía hacer lo que quería. Si quería una mujer, podía matar al
esposo para quedarse con ella y quedaba impune; podían tener cualquier
propiedad, aun a costa de los otros ciudadanos. Los pueblos tenían doble moral,
porque ellos sí tenían que vivir bajo otra ética.
Pero en Israel el rey
debía vivir bajo las mismas normas éticas que Dios había dado.
El rey David escribió el
Salmos 51 luego de cometer adulterio con
Betsabé y haber asesinado a su esposo. El Señor envía al profeta Natán a
reprenderlo. (2Samuel 11 y 12)
Cuando David toma conciencia de su enorme pecado, se arrepiente y le pide a
Dios que su pecado sea borrado, diciendo:
Ten
piedad de mí, Oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de
tus piedades borra mis rebeliones. 2.- Lávame más y más de mi maldad y límpiame
de mi pecado.
Salmos
51: 1,2. RVR
En estos dos versículos
se destaca la misericordia de Dios con el uso de tres palabras:
“piedad”,
que habla de favor y gracia;
“misericordia”
que se usa para el amor, la compasión y la ternura
y vuelve a repetir “piedades”.
Así mismo, David usa
tres palabras de limpieza: “
borra”
que se usa para olvidar, eliminar una deuda acumulada.
“lávame”,
que es lavar por fricción y
“límpiame”
que significa enjuagar.
Es decir, que Dios por
su gracia, amor, misericordia y ternura borra
nuestros pecados para no acordarse más de ellos, nos lava por fricción y luego
nos enjuaga.
¡Cuán agradecidos
debemos estar con nuestro Dios por su amor incondicional!
REFLEXIÓN:
¿Qué sentimientos vienen
a tu mente al conocer esta verdad?
DIOA TE BENDICE.
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