A veces hacemos cosas que están mal ante los ojos de Dios,
pero parece que las podemos ocultar muy bien. Nadie puede notarlo, no hay
evidencias, no hay sospechas. Ante los ojos de nuestros familiares, amigos,
hermanos en la fe puede que seamos capaces de ocultarlo, pero nunca de Dios.
El rey David ocultó por más de dos años su relación con
Betsabé lo cual afectó su relación con Dios, su estado emocional y salud
física. Él escribió en el Salmos 51: 5,6 RVR:
5,-He
aquí en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. 6.- He aquí,
tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender
sabiduría.
El pecado es la perversa tendencia de la voluntad humana
que domina cada parte de nuestra alma. Dios penetra hasta lo más íntimo del ser
y para ser reprobado por él nuestro corazón tiene que ser purificado.
Los pecados que se mantienen en secreto también desagradan
a Dios y detienen el crecimiento de nuestra vida espiritual.
No le irá bien al que oculta sus pecados, pero
el que los confiesa y se aparta será perdonado.
Pro.
28: 13 PDT.
Si queremos alcanzar la victoria en medio de nuestro pecado
oculto, es necesario reconocer nuestra culpa y confesarle a Dios. Él nos da el
perdón en base a la muerte de su Hijo, Jesucristo pagó la deuda del castigo que
merecemos.
Que el Señor nos lleve a
un entendimiento cada vez más profundo del amor de Dios y de la paciencia de
Cristo. (2Tes.3:5 Paráfrasis del nuevo testamento 2008)
DIOS TE BENDICE
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