Una nueva reconciliación con Dios y una nueva limpieza
dirige a un compromiso renovado y más profundo.
En este compromiso David promete tres cosas:
1.
Testificar. Entonces enseñaré a los transgresores tus
caminos, y los pecadores se convertirán a ti. (V.13)
2.
Predicar: Cantará
mi lengua tu justicia. (V.14b)
3.
Alabar: Señor, abre mis labios, y publicará mi boca
tu alabanza. (V.15)
Además, reconoce que el verdadero servicio consiste en hechos y no solo en
ritos. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres
holocaustos. (V.16)
Y que se requiere un corazón contrito, lo opuesto de orgullo y
autosuficiencia.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. (V.17)
Recordemos la oración modelo que Jesús nos dejó y
observemos que tiene relación con este Salmos.
Santificamos su nombre cuando nos esforzamos en ser santos: La
Prioridad de Dios.
Venga tu reino: cuando nos comprometemos con el
Programa del Reino (Evangelismo).
Hágase tu voluntad, cuando me esfuerzo en obedecerle: El
Propósito de Dios.
Perdona nuestras deudas: La
provisión espiritual de Dios.
Dios santifica su nombre, su reino viene y se hace su
voluntad en la tierra como en el cielo, cuando nos da la provisión física y
perdona nuestras deudas. Son expresiones de su poder y gracia. ¡Bendito
y alabado sea su nombre!
34.-
Ustedes practican el pecado y por lo tanto son esclavos del pecado. 35.- Los
esclavos no tienen derecho alguno; en cambio, el Hijo tiene todos los derechos.
36.- Así que si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres.
Juan
8: 34,36 Paráfrasis del nuevo testamento.
Que podamos mostrar agradecimiento con el Dios
de nuestra salvación testificando de su bondad amorosa y alabando su nombre.
Si
aún no has experimentado la misericordia y el perdón de Dios, utiliza este Salmos
como tu propia oración personal.
DIOS TE BENDICE.
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