1.- Hace tiempo ustedes
estaban espiritualmente muertos a causa de sus pecados y sus ofensas contra
Dios. 2.- Antes vivían pecando, igual que todo el mundo, y se dejaban guiar por
el que gobierna las fuerzas de maldad que están en el aire y que todavía actúa
por medio de los que desobedecen a Dios. 3.- Todos nosotros vivíamos así antes.
Nuestra forma de vida era complacer los deseos perversos de nuestra naturaleza
carnal. Hacíamos cualquier cosa que la naturaleza carnal deseara o que la mente
pudiera imaginar. Tal como los demás, merecíamos que Dios nos castigara con su
enojo. 4.- Pero la compasión de Dios es muy grande, y él nos amó con un inmenso
amor. 5.- Estábamos muertos espiritualmente a causa de nuestras ofensas contra
Dios, pero él nos dio vida al unirnos con Jesucristo. Fíjense, ustedes fueron
salvos sólo gracias a la generosidad de Dios.
Efesios 2: 1, 5 PDT.
La muerte no es física, sino
espiritual; la incapacidad de responder a Dios, de estar separados de Dios por
un estado de rebeldía.
Las causas son nuestros pecados y
ofensas a Dios, cuando nos alejamos de la verdad aún conociéndola. Cuando
nuestro estilo de vida va conforme al sistema de este mundo, es decir, según
las normas y costumbres que se caracterizan por una rebeldía contra Dios.
Tal como los demás, merecíamos
que Dios nos castigara con su enojo. Pero
él nos da la solución: Su perdón judicial. Por las riquezas de su
misericordia a causa de su gran amor nos da vida al unirnos con su Hijo
Jesucristo. La fe en su Hijo nos declara “No culpables” delante de Dios.
Ahora podemos escoger vivir para
Cristo.
¡Alabado sea su Nombre!
DIOS TE BENDICE.
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