Aquel día Jesús entró a la barca junto al mar y a toda la gente que estaba en la playa les contó ésta parábola:
Un sembrador salió a sembrar.
Mientras sembraba , algunas semillas cayeron en el camino. Poco después vinieron
los pájaros y se la comieron. Otras semillas cayeron en un terreno con muchas
piedras y poca tierra. Como la tierra era poca profunda, pronto brotaron, pero
no duraron mucho tiempo. Al salir el sol se quemaron, porque no tenía buenas
raíces. Otras semillas cayeron entre
espinos, cuando éstos crecieron la ahogaron y no la dejaron crecer.
En cambio, otras semillas cayeron en buena
tierra y sus espigas crecieron muy bien y produjeron una buena cosecha. Algunas
espigas produjeron 30 semillas, otras 60 y otras 100.
Después les explica qué significa, pero les
advierte que a menos que no se arrepientan de sus pecados y pidan perdón a
Dios, aunque miren no verán y aunque oigan no
entenderán.
El sembrador representa el que anuncia el
mensaje de Dios. Las semillas que cayeron en el camino representan a los que
escuchan el mensaje de Dios pero luego viene Satanás y hace que olviden todo lo
que creyeron. Las semillas que cayeron entre piedras representan a los que oyen
el mensaje de Dios, lo aceptan con alegría; pero como no lo entienden muy bien,
tan pronto como tienen problemas, se olvidan del mensaje. Los que cayeron entre
los espinos, oyen el mensaje pero no dejan que éste le cambie la vida, solo
piensan en las cosas que necesitan, cómo ganar dinero y cómo disfrutar la vida.
Finalmente, las semillas que cayeron en buena tierra, representan a los que escuchan el mensaje y lo aceptan. Éstas personas cambian su vida y son como las semillas que produjeron espigas con 30, 60 y hasta 100 semillas.
Por fiel que sea el predicador y por puro que sea su mensaje ,
el efecto de la predicación de La Palabra dependerá del estado del corazón del
oyente. Debemos arrepentirnos y pedir perdón por los pecados para que demos frutos.
Te invito a que oremos:
Señor, te pido en el nombre de Jesús que tu
Espíritu Santo produzca en mí arrepentimiento para que conviertas mi corazón en
terreno fértil y pueda cambiar mi vida.
PARA REFLEXIONAR:
Preséntale al Señor tu corazón para que Él te
muestre cuál de éstos terrenos es el tuyo y tomes una decisión.
Por fiel que sea el predicador y por puro que sea su mensaje , el efecto de la predicación de La Palabra dependerá del estado del corazón del oyente. Debemos arrepentirnos y pedir perdón por los pecados para que demos frutos.
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