Cuando se predica La Palabra de Dios y se entiende, es como una semilla que produce una nueva vida, ésta nos mueve a creer y entonces la fe nos mueve a obedecer. La Palabra llega al corazón (mente, voluntad, emociones) y éste instrumento divino cambia la vida. La Palabra de Dios tiene un gran poder, pero tiene que ser recibida. (Recordemos la parábola del sembrador)
El nuevo nacimiento es indispensable para entrar en el reino de Dios y significa ser hijo de Dios por la fe en Jesucristo.
El nuevo nacimiento viene por medio del Espíritu Santo, Él tiene el poder para darnos vida espiritual, pero necesita La Palabra de Dios.
El nuevo nacimiento viene cuando por medio de La Palabra, el Espíritu Santo nos convence de pecado y de juicio. (Jn.16:7,8)
El nuevo nacimiento es inmediato, Dios derrama su Espíritu Santo sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo para que tengamos un nuevo nacimiento y una vida nueva. (Tito 3:5), pero se requiere una simiente, una semilla. Y esa simiente es La Palabra de Dios. (Lucas 8:11).
El apóstol Pedro dijo: “Pues han nacido de nuevo, pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios. (1P.1:23) (NTV) |
REFLEXIÓN:
Soy consciente de la necesidad en mi vida espiritual de conocer La Palabra de Dios?
Qué decisión tomaré de ahora en adelante?
Señor, produce en mí hambre por tu Palabra y que tu Espíritu Santo me convenza de pecado para experimentar una nueva vida en ti. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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