Alguien dijo: “Cada día que vivimos es
una nueva oportunidad de hacer algo nuevo” ¿Ya planeaste que nuevo vas a hacer
hoy?
Dios hace nueva todas las cosas: nos dio un
nuevo corazón, un nuevo nacimiento, nos hizo nueva creación, nos dio nuevas
misericordias, nos dio un nuevo mandamiento, todos los días nos perdona, nos
levanta y nos da una nueva oportunidad.
Hoy continuamos con la serie: DIOS ES
UN DIOS DE OPORTUNIDADES, y su propósito es que Su Espíritu nos
convenza que ni los errores, ni los fracasos, ni el pasado, ni quiénes somos;
determinan cómo vamos a terminar, sino lo que le permitimos al Espíritu Santo
hacer de nosotros.
El apóstol Pedro era uno de los discípulos
más cercanos de Jesús. Los psicólogos afirman que tenía un temperamento
colérico. Era entusiasta, impulsivo, obstinado, áspero, a veces imprudente y
con tendencia natural al liderazgo. A pesar de todos sus errores y los
altibajos que tuvo en su liderazgo, es un ejemplo que podemos seguir.
Con nuestro temperamento podemos agradar
al Señor, pero también podemos desagradarlo. Cuando Jesús se le aparece a sus
discípulos caminando sobre el agua, Pedro fue el único que se atrevió a decirle
“si de verdad eres tú, haz que yo vaya caminando sobre el agua”. Jesús le dijo:
“ven” y ese atrevimiento le permitió experimentar
una demostración del poder de Dios poco común. Aunque su fe menguó al ver el
viento fuerte agitando las olas del mar, Jesús le dio la mano y le dio nuevas
oportunidades de fe.
REFLEXIÓN;
¿Qué tan
atrevido somos para experimentar demostraciones del poder de Dios?
Cuando los soldados judíos y los jefes de
los sacerdotes fueron aprehender a Jesús, por su carácter
impulsivo, Pedro desenvainó la espada y le cortó la oreja
derecha a uno de los siervos del sumo sacerdote. El hecho de especificar la
oreja derecha, era evidente que Pedro se dirigía verticalmente a su cabeza.
Jesús lo recrimina y le ordena que guarde su espada.
Después de la celebración de la Pascua,
Jesús le dice a sus discípulos que todos perderían la fe en él por lo que iba a
suceder en la noche y Pedro le respondió: “Aunque todos pierdan la fe en ti yo
nunca lo haré” Jesús le dijo: Te digo la verdad; esta misma noche, antes de que
el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aun si tengo que morir
contigo, no te dejaré. Todos los otros seguidores dijeron lo mismo. (Mateo 26: 31,35).
Después que arrestaron a Jesús, lo
llevaron a la casa del sumo sacerdote, Pedro lo siguió de lejos y llegó hasta
el patio del sumo sacerdote, entró y se sentó con los siervos para ver qué iba
a pasar con Jesús. (Mateo 26: 57,58).
Mientras Pedro estaba sentado afuera en
el patio, una sierva del sumo sacerdote se le acercó y le dijo: Tú también
estabas con Jesús de Galilea. Pero Pedro lo negó frente a todos, diciendo: No
sé de qué estás hablando. Entonces él se fue hacia la puerta del patio y otra
mujer lo vio y le dijo a los que estaban allí: Este hombre estaba con Jesús de
Nazaret. De nuevo Pedro lo negó y juró; ¡Yo no conozco a ese hombre! Uno poco
después, los que estaban allí se le acercaron y le dijeron: Tu realmente eres
uno de ellos, se nota por la forma en que hablas. Entonces él comenzó a
maldecir y a jurar: ¡Yo no lo conozco! En ese momento cantó el gallo. Entonces
Pedro recordó que Jesús le había dicho: Antes de que cante el gallo, me negarás
tres veces. Entonces Pedro salió de allí y lloró amargamente. (Mateo 26:69,75)
Notemos que en la primera negación fue
una negación terminante, es decir, que no admitía dudas. En la segunda, niega y
jura y en la tercera, niega, jura y maldice.
Pedro a menudo hablaba sin pensar y si lo
reconocieron por su dialecto, era porque estaba hablando con los siervos.
Después de la resurrección, Jesús lo
restaura completamente. Aproximadamente 8 semanas después está predicando el
sermón de Pentecostés donde se convierten 3 mil personas, la iglesia se
extiende especialmente cuando se incorporan los samaritanos y los gentiles, fue
el líder de la iglesia y escribió dos epístolas.
¿QUÉ PODEMOS APRENDER
DE ESTA HISTORIA?
1)
Que Jesús nos conoce mejor que nosotros
mismos y por lo tanto, él sabe que le vamos a fallar. Jesús intercede por nosotros. (Ro.8:34) Sabía que Pedro lo iba a negar 3 veces y ora
por él. Aún así, le dice que estaba dispuesto a contar con él en el futuro para
que ayudara a sus hermanos. (Luc.22:31,34).
2)
Que ni los errores, ni los fracasos, ni
el pasado, ni lo que somos, determinan cómo vamos a terminar, sino lo que le
permitimos al Espíritu de Dios hacer de nosotros. Lo importante es analizar nuestros errores,
aprender de ellos y no volver a cometerlos. Pedro tenía mucha confianza en sí
mismo y eso lo llevó a a tener una respuesta arrogante cuando le dijo a Jesús: “Señor,
estoy listo para ir contigo a la cárcel, hasta estoy dispuesto a morir por ti”.
1Co.10:12: Así que el que se sienta muy seguro, cuídese
de no caer.
Cuando Pedro estaba sentado con los siervos
del sumo sacerdote, estaba en el lugar equivocado, ellos eran enemigos de
Jesús. Al sentirse solo y confrontado sintió miedo y negó a Jesús tres veces.
2Co.6:14,15: Ustedes no son iguales a los que no tienen
fe en Cristo. Entonces no se junten con ellos. ¿acaso hay algo común entre el
bien y el mal? ¿Cómo puede estar la luz junto a la oscuridad? ¿Es que puede
haber un pacto entre Cristo y Satanás? ¿Qué puede haber en común entre un
creyente y alguien que no cree en Cristo?
REFLEXIÓN:
¿Con quién regularmente nos
reunimos?
Todos necesitamos identificarnos con un
cuerpo de personas leales a Jesús.
3) Dejar
que el Señor nos restaure.
Creer que él hace todas las cosas nuevas, que
él ve las cosas de otra manera, que nos ve de otra manera, pedirle perdón,
arrepentimiento y renunciar a la culpa, al desánimo y mucho menos desertar.
Pedro volvió a su antigua profesión porque no
se sentía digno de seguir a Jesús, pero Jesús se le aparece en su área de
trabajo y lo vuelve a colocar en el ministerio y le pide que cuide sus ovejas.
(Juan 21).
El fracaso no tiene que ser el fin de
todo.
El verdadero discípulo de Jesús no es
alguien que peca, sino el que se arrepiente y con la ayuda del Señor se levanta
para comenzar de nuevo.
Dios transforma nuestros fracasos en
bendición y nos da la oportunidad de vivir más cerca de él y ser fructífero no
solo para su obra sino también para los hermanos.
REFLEXIÓN:
¿Qué error está gobernando tu
vida?
¡Vuélvete a Él! te dará una nueva oportunidad.
DIOS TE
BENDICE.
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