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ENSEÑANZA: “DIOS ES UN DIOS DE OPORTUNIDADES” (5)



 


 

Alguien dijo: “Cada día que vivimos es una nueva oportunidad de hacer algo nuevo” ¿Ya planeaste que nuevo vas a hacer hoy?

Dios hace nueva todas las cosas: nos dio un nuevo corazón, un nuevo nacimiento, nos hizo nueva creación, nos dio nuevas misericordias, nos dio un nuevo mandamiento, todos los días nos perdona, nos levanta y nos da una nueva oportunidad.

Hoy continuamos con la serie: DIOS ES UN DIOS DE OPORTUNIDADES, y su propósito es que Su Espíritu nos convenza que ni los errores, ni los fracasos, ni el pasado, ni quiénes somos; determinan cómo vamos a terminar, sino lo que le permitimos al Espíritu Santo hacer de nosotros.

El apóstol Pedro era uno de los discípulos más cercanos de Jesús. Los psicólogos afirman que tenía un temperamento colérico. Era entusiasta, impulsivo, obstinado, áspero, a veces imprudente y con tendencia natural al liderazgo. A pesar de todos sus errores y los altibajos que tuvo en su liderazgo, es un ejemplo que podemos seguir.

Con nuestro temperamento podemos agradar al Señor, pero también podemos desagradarlo. Cuando Jesús se le aparece a sus discípulos caminando sobre el agua, Pedro fue el único que se atrevió a decirle “si de verdad eres tú, haz que yo vaya caminando sobre el agua”. Jesús le dijo: “ven” y ese atrevimiento le permitió experimentar una demostración del poder de Dios poco común. Aunque su fe menguó al ver el viento fuerte agitando las olas del mar, Jesús le dio la mano y le dio nuevas oportunidades de fe.

REFLEXIÓN;

¿Qué tan atrevido somos para experimentar demostraciones del poder de Dios?

Cuando los soldados judíos y los jefes de los sacerdotes fueron aprehender a Jesús, por su carácter impulsivo, Pedro desenvainó la espada y le cortó la oreja derecha a uno de los siervos del sumo sacerdote. El hecho de especificar la oreja derecha, era evidente que Pedro se dirigía verticalmente a su cabeza. Jesús lo recrimina y le ordena que guarde su espada.

Después de la celebración de la Pascua, Jesús le dice a sus discípulos que todos perderían la fe en él por lo que iba a suceder en la noche y Pedro le respondió: “Aunque todos pierdan la fe en ti yo nunca lo haré” Jesús le dijo: Te digo la verdad; esta misma noche, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aun si tengo que morir contigo, no te dejaré. Todos los otros seguidores dijeron lo mismo. (Mateo 26: 31,35).

Después que arrestaron a Jesús, lo llevaron a la casa del sumo sacerdote, Pedro lo siguió de lejos y llegó hasta el patio del sumo sacerdote, entró y se sentó con los siervos para ver qué iba a pasar con Jesús. (Mateo 26: 57,58).

Mientras Pedro estaba sentado afuera en el patio, una sierva del sumo sacerdote se le acercó y le dijo: Tú también estabas con Jesús de Galilea. Pero Pedro lo negó frente a todos, diciendo: No sé de qué estás hablando. Entonces él se fue hacia la puerta del patio y otra mujer lo vio y le dijo a los que estaban allí: Este hombre estaba con Jesús de Nazaret. De nuevo Pedro lo negó y juró; ¡Yo no conozco a ese hombre! Uno poco después, los que estaban allí se le acercaron y le dijeron: Tu realmente eres uno de ellos, se nota por la forma en que hablas. Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no lo conozco! En ese momento cantó el gallo. Entonces Pedro recordó que Jesús le había dicho: Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces. Entonces Pedro salió de allí y lloró amargamente. (Mateo 26:69,75)

Notemos que en la primera negación fue una negación terminante, es decir, que no admitía dudas. En la segunda, niega y jura y en la tercera, niega, jura y maldice.

Pedro a menudo hablaba sin pensar y si lo reconocieron por su dialecto, era porque estaba hablando con los siervos.

Después de la resurrección, Jesús lo restaura completamente. Aproximadamente 8 semanas después está predicando el sermón de Pentecostés donde se convierten 3 mil personas, la iglesia se extiende especialmente cuando se incorporan los samaritanos y los gentiles, fue el líder de la iglesia y escribió dos epístolas.

¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE ESTA HISTORIA?

1)    Que Jesús nos conoce mejor que nosotros mismos y por lo tanto, él sabe que le vamos a fallar. Jesús intercede por nosotros. (Ro.8:34)   Sabía que Pedro lo iba a negar 3 veces y ora por él. Aún así, le dice que estaba dispuesto a contar con él en el futuro para que ayudara a sus hermanos. (Luc.22:31,34).

2)    Que ni los errores, ni los fracasos, ni el pasado, ni lo que somos, determinan cómo vamos a terminar, sino lo que le permitimos al Espíritu de Dios hacer de nosotros. Lo importante es analizar nuestros errores, aprender de ellos y no volver a cometerlos. Pedro tenía mucha confianza en sí mismo y eso lo llevó a a tener una respuesta arrogante cuando le dijo a Jesús: “Señor, estoy listo para ir contigo a la cárcel, hasta estoy dispuesto a morir por ti”.

1Co.10:12: Así que el que se sienta muy seguro, cuídese de no caer.

Cuando Pedro estaba sentado con los siervos del sumo sacerdote, estaba en el lugar equivocado, ellos eran enemigos de Jesús. Al sentirse solo y confrontado sintió miedo y negó a Jesús tres veces.

2Co.6:14,15: Ustedes no son iguales a los que no tienen fe en Cristo. Entonces no se junten con ellos. ¿acaso hay algo común entre el bien y el mal? ¿Cómo puede estar la luz junto a la oscuridad? ¿Es que puede haber un pacto entre Cristo y Satanás? ¿Qué puede haber en común entre un creyente y alguien que no cree en Cristo?

REFLEXIÓN:

¿Con quién regularmente nos reunimos?

Todos necesitamos identificarnos con un cuerpo de personas leales a Jesús.

3)    Dejar que el Señor nos restaure.

Creer que él hace todas las cosas nuevas, que él ve las cosas de otra manera, que nos ve de otra manera, pedirle perdón, arrepentimiento y renunciar a la culpa, al desánimo y mucho menos desertar.

Pedro volvió a su antigua profesión porque no se sentía digno de seguir a Jesús, pero Jesús se le aparece en su área de trabajo y lo vuelve a colocar en el ministerio y le pide que cuide sus ovejas. (Juan 21).

*      El fracaso no tiene que ser el fin de todo.

*      El verdadero discípulo de Jesús no es alguien que peca, sino el que se arrepiente y con la ayuda del Señor se levanta para comenzar de nuevo.

*      Dios transforma nuestros fracasos en bendición y nos da la oportunidad de vivir más cerca de él y ser fructífero no solo para su obra sino también para los hermanos.

REFLEXIÓN:

¿Qué error está gobernando tu vida?

¡Vuélvete a Él!  te dará una nueva oportunidad.

DIOS TE BENDICE.

 

 

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