Recordemos que ni
los errores, ni los fracasos, ni el pasado, ni quiénes somos determinan cómo
vamos a terminar, sino lo que le permitimos al Espíritu de Dios hacer de
nosotros.
Podemos agradar al
Señor con nuestro temperamento y talentos que nos ha dado, pero también podemos
desagradarlo. Hemos aprendido con los ejemplos de los apóstoles Pedro y Juan.
El temperamento son la combinación de los rasgos con los cuales
nacemos, incluye fortalezas y debilidades y en forma subconsciente afectan
nuestro comportamiento. Es lo que hace que seamos extrovertidos, impulsivos,
introvertidos, etc.
El carácter, es el “yo”, es el alma, implica la mente, la voluntad y
las emociones; influenciadas por las experiencias, educación y creencias. El carácter es el resultado de nuestro
temperamento natural modificado por lo que recibimos desde la niñez.
Notemos que los temperamentos de los apóstoles fueron transformados
por el Señor, fueron llenos del Espíritu de Dios y por lo tanto, tomaron el
carácter de Cristo, los cuales están descritos en Gálatas 5:22,23.
Cuando se pilotea un velero se deben colocar las velas en posición
para que el viento las hinche. Es el viento el que mueve la nave, pero las
naves deben estar desplegadas. El Espíritu Santo, es como el viento que tiene
la virtud de cambiarnos, de impulsarnos, de desplazarnos.
El carácter de
Cristo se basa en el concepto que tengamos de Dios, lo que representa para
nosotros, lo que nos revela a través de Su Palabra y de la relación que
sostengamos con él. La renovación de nuestra mente por Su Palabra, nos llevará
a un proceso de transformación que implica tomar una y otra vez decisiones que
resulten para nosotros naturales.
“Estoy convencido de que Dios empezó una buena obra entre ustedes y
la continuará hasta completarla el día que Jesucristo regrese”
Filipenses 1:6 (PDT)
DIOS ES UN DIOS DE
OPORTUNIDADES, y aún nos está invitando a que le sigamos, llenarnos de su
Espíritu para que desarrollemos su carácter y pueda cumplir el plan que tiene
para con cada uno de nosotros.
REFLEXIÓN:
¿Ya
descubriste cuál es tu temperamento?
¿Ya
descubriste cuáles son tus fortalezas y debilidades?
ORACIÓN:
Gracias Señor porque nos das otra oportunidad de aprender Tu
Palabra y te pido en el nombre de Jesús, que tu Espíritu nos transforme para
que tu carácter sea formado en nosotros. Amén.
DIOS TE BENDICE

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