¿Qué tanto interés tienes de
conocer al Señor?
Dios realmente desea que le
conozcamos.
Dios se revela claramente en La
Biblia, la cual es su palabra, es su voz, es su mensaje. La mayor parte de lo que
sabemos acerca de Dios y de la persona de Jesucristo, se encuentra en la
Biblia.
El salmista David en el Salmos 19: 7,14
dice:
Las
enseñanzas del Señor son perfectas, reavivan el alma. Los decretos del Seños
son confiables, hacen sabio al sencillo. Los mandamientos del Señor son rectos;
traen alegría al corazón. Los mandatos del Señor son claros; dan buena
percepción para vivir. La reverencia al Señor es pura, permanece para siempre.
Las leyes del Señor son verdaderas, cada una de ellas es imparcial. Son más
deseables que el oro, incluso que el oro más puro. Son más dulces que la miel,
incluso que la miel que gotea del panal. Sirven de advertencia para tu siervo,
una gran recompensa para quienes las obedecen.
¿Cómo
puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón? Límpiame de estas
faltas ocultas. ¡Libra a tu siervo de pecar intencionalmente! No permitas que
estos pecados me controlen. Entonces estaré libre de culpa y seré inocente de
grandes pecados. Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean
de tu agrado. Oh Señor, mi roca y mi redentor.
Cuando recibimos a Jesús en nuestro
corazón su Espíritu despierta una fe dentro de nosotros y sobre La Palabra
descansa esta fe para que le conozcamos, para fortalecernos, santificarnos,
amonestarnos y renovarnos.
Dios nos propone otra forma
de conocerlo: Su Palabra.
REFLEXIÓN:
¿Cuál es tu actitud ante La Palabra de
Dios?
ORO, para que el poder del Espíritu de
Dios ponga en tu corazón tanto el querer como el hacer por su buena voluntad de
conocerlo, de buscarlo a través de Su Palabra para que tengas la convicción de
su existencia. En el nombre de Jesús. Amén.
DIOS TE
BENDICE
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