Recordemos que rendirse es también dejar de resistirse. Y resistirse es "oponerse, estar en contra, resistencia violenta, colocarse frente a frente contra el adversario, mantenerse uno en su terreno y no moverse de allí". (Diccionario del hebreo, griego y arameo de palabras bíblicas).
Lo opuesto de resistir es "aceptar, estar de acuerdo, ceder" (WordHippo).
¿Será que nosotros nos hemos resistido a Dios?
Yo creo que sí, y muchísimas veces.
- Por ejemplo, cuando no aceptamos ni obedecemos Su Palabra no estamos rindiendo nuestras mentes ni voluntad a Dios sino al enemigo. Esto nos lleva a rechazar el arrepentimiento, a no entender lo espiritual y por supuesto a no reconocer al Señor como el Rey de nuestras vidas, como el único Dios que tiene la preeminencia en todo.
- Cuando no rendimos nuestro cuerpo para expresar su amor, su perdón y su carácter;
- cuando no rendimos nuestro tiempo en oración, en congregarnos, en servirle en su reino.
Rendirnos a Dios nos da salvación, nos da el privilegio de vivir cerca de él y de servirle.
¿De qué manera práctica puedo rendirme a Dios?
Rodéate de La Palabra de Dios de acuerdo a la situación o prueba que estés viviendo y para cualquier circunstancia; esto también dará paz a tu corazón para que puedas tomar decisiones según la sabiduría de Él.
De esa manera lo reconocemos como nuestro Rey y podremos decir: tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (Mateo 6: 13 RVR)
DIOS TE BENDICE.
Comentarios
Publicar un comentario