Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, 2- para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. 3-Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.
Salmos 63: 1,3 RVR.
David escribe este salmos cuando estaba en el desierto de Judá huyendo de Jerusalén debido a la cruel traición de su hijo Absalón. Y en medio de su profundo dolor eligió a Dios y sin ninguna duda afirma: ¡Dios, Dios mío eres tú!
David se levantaba de madrugada a buscar a Dios. En el desierto, cuando las comodidades son cortadas, cuando su hijo que era su amor, lo estaba buscando para matarlo; David alaba a Dios con sus labios, porque para él era mejor que la vida.
Hasta que Dios no sea mi Dios, no querré buscarlo, y cuando lo tenemos, lo buscamos más y más.
En la medida que lo conozcamos Él se convertirá cada día más en nuestro Dios y tendremos anhelos de buscarlo.
REFLEXIÓN:
¿Hemos experimentado un dolor tan profundo como David?
¿A quién buscamos en medio del dolor?
Esto nos mostrará qué tanto consideramos a Dios como nuestro.
DIOS TE BENDICE.
Comentarios
Publicar un comentario