Sigamos analizando la actitud del
padre. Observemos que el padre no salió a buscar a su hijo, sino que se quedó
en la hacienda, ni siquiera salió a comprobar si volvía o no. ¿Por qué? Porque
él sabía que las cosas que van a marcar una diferencia en la vida rara vez son
producto de una actitud
impulsiva. El padre había enseñado justicia, respeto y amor con su
ejemplo, a vivir una vida correcta.
¿Y cómo lo sabemos? Por las propias
palabras y actitud de su hijo cuando regresó. Reconoció que su padre trataba
con corrección a sus trabajadores. Por otro lado, cuando es capaz de
presentarse. Si su padre hubiera sido un soberbio o un déspota, jamás se
hubiera atrevido a volver, pero él recordaba que su padre era amor y respeto.
¿Qué
nos siga enseñando la actitud del padre?
1) .Que antes
de actuar debemos reflexionar porque podemos meternos en grandes problemas.
El que es impulsivo actúa sin pensar, el que es
reflexivo mantiene la calma. (Pr.14:17).
2) . Que si no
le hemos enseñado a nuestros hijos el respeto, el amor, la justicia, no le
pidamos que nos respeten o que nos traten con amor,
3) . Si estamos abatidos, volvamos al Padre, Él es el único que puede sostenernos, darnos consuelo y paz. Si no encontramos ninguna salida, retornemos al Padre, Él está con los brazos abiertos dispuesto a recibirnos a través de Su Hijo.
DIOS TE BENDICE.
Comentarios
Publicar un comentario