Hoy
vamos a analizar la actitud del hijo pródigo. En esta historia se hilan 3
escenas: el pecado, el arrepentimiento y el perdón.
El hijo menor le exige a su padre la herencia
para usarla fuera de su voluntad. La malgasta viviendo como un libertino, le
toca cuidar cerdos lo cual empeora la situación porque para la comunidad judía
el cerdo es un animal abominable. Posteriormente describe las escenas del
arrepentimiento y el perdón.
El hijo menor tuvo una
actitud de rebeldía, de ingratitud e interesada en la conversión; es decir, su arrepentimiento fue racional porque él
buscó un provecho personal y no la santidad en sí; de ahí que prepara una
disculpa para el padre en la que le pide que lo acepte como trabajador.
Encuentra un perdón incondicional de su padre y podemos decir que su verdadera
conversión, el arrepentimiento real, ocurre en este momento pues ve la
actitud del padre de amor y desinterés. Esta conversión ocurre al acudir a Dios.
En Él encontraremos siempre una
actitud benevolente y misericordiosa
y aunque Dios sepa que al acudir a Él nuestra conversión no es completa,
desinteresadamente nos recibe.
Si no has retornado
al Padre, hazlo hoy. Él está esperándote con los brazos abiertos.
DIOS TE BENDICE
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